Europa está atrapada en una relación tóxica. Durante décadas, los agricultores han dependido de los productos químicos para producir los alimentos que dan de comer al continente. El peligro de los pesticidas es de sobra conocido, pero su uso sigue sin controlarse. Mientras se desarrolla una crisis de biodiversidad, ¿puede Europa hacer frente a su silencioso problema con los pesticidas?
Diciembre 2022
Durante décadas, los agricultores han dependido de los productos químicos para producir los alimentos que dan de comer al continente. El peligro de los pesticidas es de sobra conocido, pero su uso sigue sin controlarse. Mientras se desarrolla una crisis de biodiversidad, ¿puede Europa hacer frente a su silencioso problema con los pesticidas?
"Nos encontramos en una crisis de biodiversidad. Las especies se extinguen a la mayor velocidad en 65 millones de años, desde que el meteorito acabó con los dinosaurios. Y se está acelerando", advierte Dave Goulson, profesor de biología de la Universidad de Sussex (Inglaterra). Los insectos son su principal especialidad. No sólo constituyen dos tercios de todas las especies conocidas, sino que son los que permiten la existencia de otros organismos vivos, sobre todo mediante la polinización.
La agricultura industrial y los monocultivos alimentan al mundo, pero a un coste enorme para el medio ambiente. Una mezcla tóxica de pesticidas y fertilizantes se sigue rociando sobre vastas áreas, causando una erosión generalizada de los ecosistemas y la biodiversidad. Los productos químicos y la agroindustria no son los únicos culpables. El cambio climático es otro factor clave, según los científicos. Juntos, constituyen una amenaza creciente.
Los conocimientos científicos son claros al mostrar cómo los pesticidas dañan a la vida salvaje, a las plantas y a los humanos: pueden causar cánceres, mutaciones y dificultades reproductivas. Pero Europa aún no ha asumido su arraigado problema con los plaguicidas. En la actualidad hay más de 400 sustancias activas aprobadas en la UE. El mercado europeo de plaguicidas agrícolas es uno de los mayores del mundo, con ventas de unos 12 000 millones de euros en 2019.
La UE también es líder mundial en exportaciones de plaguicidas. Desde 2018, solo China ha exportado más plaguicidas que Alemania. Después se sitúan Francia, Estados Unidos, Bélgica, España y el Reino Unido como los principales países distribuidores.
Mientras muchos guardan silencio sobre la crisis de la biodiversidad en medio de este comercio en auge, ciudadanos de a pie se han dado cuenta de que las cosas deben cambiar. Más de un millón de europeos firmaron la iniciativa ¡Salvemos a las abejas y a los agricultores!, que pedía la eliminación progresiva de los pesticidas químicos para 2035. Reporteros de Investigate Europe han visitado comunicades locales que están intentando transformar la forma de cultivar en Europa y cuyos agricultores afirman que les gustaría reducir el uso de plaguicidas, si las alternativas fueran asequibles.
La Comisión Europea está abordando por fin el colapso de la biodiversidad. Hace dos años aprobó la estrategia denominada De la granja a la mesa, cuyo objetivo es que la agricultura europea sea ecológica y sostenible, y que fijó el objetivo de reducir el uso de plaguicidas en un 50% para 2030.
La estrategia, sin embargo, se enfrenta a una alianza de empresas químicas y grupos de presión del sector agroalimentario. Junto con políticos conservadores, presionan para defender el statu quo. Y la guerra de Ucrania ha dado un nuevo argumento a quienes se oponen a la regulación: no se puede reducir el uso de pesticidas, arriesgándose en consecuencia a una menor producción agrícola, en un momento en que está en juego la seguridad alimentaria mundial. Otros, como el entomólogo Josef Settele, predicen que continuar con el sistema agrícola actual es lo que al final pondrá “en peligro la seguridad alimentaria de toda la raza humana".