Los europeos se han despertado abruptamente a una nueva realidad: la amenaza de guerra tras varias décadas de paz y progreso para la mayoría. Esta toma de conciencia, provocada por la guerra de Rusia contra Ucrania, puede cambiar radicalmente la naturaleza de la Unión Europea.
Marzo 2022
Los europeos se han despertado abruptamente a una nueva realidad: la amenaza de guerra tras varias décadas de paz y progreso para la mayoría. Esta toma de conciencia, provocada por la guerra de Rusia contra Ucrania, puede cambiar radicalmente la naturaleza de la Unión Europea.
A menudo se ha hecho referencia a la UE como un proyecto de paz, e incluso se le ha concedido el premio Nobel de la Paz. Pero ahora también se está viendo obligada a convertirse en una potencia militar. ¿Cómo se desarrollará esta paradoja? Los Estados miembros de la UE llevan mucho tiempo experimentando con programas de defensa común, con resultados cuestionables.
En los próximos años se gastarán cientos de miles de millones de euros en reforzar la defensa europea. Pero, ¿será la Unión más segura tras gastar ese dinero? ¿Cómo actúa la UE en asuntos militares?
El equipo de Investigate Europe ha investigado estas cuestiones. Tras analizar múltiples datos y entrevistar a economistas, gestores de fondos, expertos militares, diplomáticos, productores de armas, refugiados y funcionarios europeos y estatales, los reporteros han podido demostrar que la política militar de la UE se ha diseñado principalmente para apoyar financieramente la expansión de la industria militar europea.
Las cinco grandes empresas que reciben la mayor parte de los fondos públicos tienen su sede y son propiedad de unos pocos Estados europeos: Francia, Alemania, Italia y España. Estos grandes productores de armas están muy interrelacionados con los gobiernos. También son en parte propiedad de los mismos fondos estadounidenses que controlan porcentajes significativos del capital de sus competidores estadounidenses. Esto crea una concentración del mercado en manos de unos pocos gigantes de la industria que, como señalan los expertos, supone un problema de competencia.
El proyecto estrella de la estrategia militar europea es el Eurodrone. Es el mayor receptor de financiación pública, pero sigue en fase de "estudio y diseño" después de casi una década. El dron aún no ha despertado el interés de muchos compradores. Nuestra investigación muestra que, hasta ahora, sólo los países que están desarrollando el dron han declarado explícitamente que también están dispuestos a comprarlo. Todos los demás Estados miembros aún no se han decidido o han rechazado de plano el Eurodrone.
¿Quién controlará estas nuevas estructuras de defensa de la UE y los flujos de dinero? El Parlamento Europeo, único órgano elegido directamente por los ciudadanos de la UE, se mantiene al margen de las resoluciones más importantes. "A nosotros, el Parlamento Europeo, se nos excluye deliberadamente de estas decisiones", critica Hannah Neumann, eurodiputada alemana de Los Verdes que forma parte de la subcomisión de Seguridad y Defensa. "La mayor parte ocurre en secreto, a puerta cerrada", añade.
La guerra de Ucrania plantea el debate sobre una política de defensa común. Mientras tanto, la UE sigue mostrando estrategias contradictorias en política exterior:
Grecia y Turquía mantienen desde hace décadas un conflicto diplomático por la soberanía de Chipre y algunas islas del mar Egeo. Esta guerra fría es responsable de una situación de alta tensión que ayuda a explicar el elevado presupuesto de defensa de Grecia, incluso durante sus años de crisis económica. Tanto Grecia como Turquía son países de la OTAN, y Grecia es Estado miembro de la UE. Pero Francia vende armas a Grecia, mientras que Alemania es uno de los principales proveedores de material militar a Turquía. En general, la política de exportación de armas de la UE se ve socavada por los intereses nacionales y está llena de lagunas.
Incluso la misión militar más larga de la UE para estabilizar un país fuera de Europa, desplegada en Mali, ha fracasado claramente. Las fuerzas europeas no sólo se están retirando del país tras la expulsión del embajador francés. Los Estados miembros de la UE también suministraron armas a las fuerzas malienses y ahora podrían ser incapaces de controlar lo que ocurre con ellas y cómo se utilizan. El gobierno militar de Malí también parece haber recurrido a mercenarios rusos.
¿Y un ejército europeo? De momento, sólo el gobierno alemán lo considera un "objetivo a largo plazo". Hasta cierto punto, ya existen unidades militares europeas. Los llamados Grupos de Combate, cada uno de ellos con unos 1.500 soldados, están operativos desde 2007. Son fuerzas especiales de reacción rápida formadas por personal de varios países y encargadas de prevenir y gestionar crisis fuera de la UE. En todo momento hay dos Grupos de Combate en estado de alerta. Se supone que pueden entrar en acción con un preaviso de cinco a diez días. Pero los Grupos de Combate nunca han entrado en acción, debido a disputas sobre su financiación y a que los Estados miembros no se han puesto de acuerdo sobre cómo y cuándo utilizarlos.
Así pues, aunque Vladimir Putin está haciendo más por la unidad militar europea de lo que han conseguido hasta ahora décadas de iniciativas de la UE, todavía queda un largo camino por recorrer hasta que exista esa defensa común. Y una espera aún más larga para crear estructuras de control transparentes y democráticas en una Europa armada.