Mariano Chóliz: “Hay juegos que son tóxicos y deberían prohibirse”

Mariano Chóliz

Paulo Pena
Paulo Pena
Maxence Peigné
Maxence Peigné
17 marzo 2025
Uno de los principales expertos de España en juego cree que una solución para evitar la adicción sería que los jugadores tuvieran que identificarse con una tarjeta personal. “El juego patológico es el tercer trastorno en índice de suicidios. Solo por detrás del trastorno bipolar y de la depresión mayor", señala.
Mariano Choliz, catedrático de Psicología de la Universidad de Valencia, lleva trabajando casi tres décadas en el tema de la adicción al juego. Ha desarrollado un programa de prevención en el ámbito escolar que se llama Ludens y una guía clínica de tratamiento en 15 sesiones. Actualmente, está centrado en analizar “cómo los poderes públicos pueden hacer algo para regular el juego de manera que sea menos perjudicial para la sociedad”.

En esta entrevista, concedida en el marco de la serie de Investigate Europe sobre el sector del juego en Europa, defiende que “cuando hay un riesgo para la salud, habrá que ponderar hasta dónde llega la libertad de empresa”.

– ¿Cuáles son las principales características del mecanismo de adicción al juego?

– Lo primero que hay que decir es que no todos los juegos son iguales. Todos los juegos tienen riesgo de adicción, eso sí, pero la magnitud es muy diferente. No tiene nada que ver la lotería, por ejemplo, con las máquinas tragamonedas.

Hay una serie de características que hacen que el juego sea más peligroso. Una de ellas es que te den la recompensa de manera inmediata. Y, sobre todo, que haya posibilidad de lo que en el sector se llama rejuego: volver a apostar lo que acabas de ganar o perder en una secuencia continua de juego. Esto es lo que hace que genere mayor necesidad de volver a jugar y, por lo tanto, mayor peligrosidad en lo que se refiere a la adicción.

En este sentido, el juego online tiene una serie de características que favorecen tanto la inmediatez de la recompensa como el rejuego.

– ¿Cuál es la dimensión del problema?

El principal problema es un pequeño porcentaje de la población que juega online. En España, aproximadamente 1.600.000 personas. De esa cifra, el 80% de todo el gasto lo soportan el 10% de los que juegan. Y gastan mucho dinero. Ese 10% equivale a 160.000 personas, que es una magnitud importante en términos de salud pública.

El juego online, que es el juego más adictivo junto a las máquinas tragamonedas, mueve una cantidad de dinero en España que ya ha superado a todo el juego tradicional.
– ¿Qué tipo de estrategias de las empresas contribuyen a la adicción?

– Las empresas buscan hacer que el juego sea más atractivo para que la gente apueste. Ahí estamos hablando de la publicidad y el marketing y entramos en el debate de la libertad personal y de la libertad de empresa.

Las empresas utilizan técnicas de marketing como dar bonos para jugar. En psicología del aprendizaje eso se conoce como presentar el refuerzo antes de la conducta.

Te dan bonos, con eso te atreves a jugar porque en principio no gastas dinero, pero ya te has metido en esa vorágine. En la última reforma legal en España sobre publicidad, se prohibieron los bonos de bienvenida, que se dan a alguien que nunca antes ha jugado. El resto de bonos no se prohibían. Bueno, pues ni siquiera eso fue aceptado por el Tribunal Supremo, y ahora se aceptan los bonos de bienvenida, entendiendo que es una actividad comercial y las empresas tienen la libertad de ofrecer su producto.

Cuando hay un riesgo para la salud habrá que ponderar hasta dónde llega la libertad de empresa.

No habría que permitir ese tipo de estrategias publicitarias. El problema de la publicidad no solo es que afecta más a quienes tienen adicción, sino que la gente que nunca jugaría, con las técnicas de publicidad tiene el riesgo de caer en esta actividad.

A otros niveles, la publicidad también sirve para dar socialmente una percepción del juego como una actividad económica más, una actividad lúdica, y eso afecta también a quienes tienen la potestad de regularlo.
– ¿Tan difícil es explicar que el juego no es sólo una actividad económica?

– Puede haber una oferta de juego, que las personas tengan la posibilidad de apostar, pero no todos los juegos deberían estar permitidos. Igual que hay productos farmacológicos o de alimentación que están prohibidos por sus características tóxicas, hay juegos que son tóxicos y deberían prohibirse. Y otro tipo de juegos deberían regularse para no generar esa compulsión.

Para no saltarse la libertad personal de las personas que quieran jugar y proteger al mismo tiempo al propio jugador, lo ideal sería que existiera una tarjeta de juego que identifique a cada persona y que tenga en cuenta lo que está perdiendo, de manera que cuando llegue a un tope se le bloquee temporalmente. La adicción provoca que la persona sea incapaz de dejar de jugar por sí mismo. Bueno, pues vamos a ayudarle de esa manera.

Y después, el juego como actividad económica debería regularse de manera distinta al resto de actividades económicas, entendiendo que es una actividad tóxica para algunos. Y es así porque, tal y como está diseñado, genera este tipo de perjuicio.

En una empresa de juego, los ingresos proceden directamente de lo que la gente pierde cuando apuesta. Cuanto más ingresos tiene una empresa, más perjuicio está provocando. Y, claro, cuanto más ingresos tiene, más rentable es. En una sociedad de mercado en la que hay competición entre las empresas para ver cuál es más rentable, pues estamos en una vorágine muy peligrosa de provocar enfermedad en la sociedad.

– ¿La UE debería regular la publicidad del juego del mismo modo que la del tabaco?

– Sí, por supuesto. La publicidad es la manera de presentar el juego a la sociedad, y siendo una actividad que genera esta peligrosidad, debería estar muy limitada. Hay juegos que no se deberían publicitar de ninguna manera y otros, que tengan menos riesgo, publicitarlos de una manera que no incite. Tendría que haber una regulación más estricta.
– La realidad va en sentido contrario. A través de la publicidad en clubes de fútbol, las empresas de apuestas están llegando cada vez más al universo de los menores, quizá pensando en que son el filón del negocio del futuro, ¿no cree?

– Claro, claro. Cuando el juego online en España todavía no era legal, y había interés en promocionarlo, a los jóvenes se les entendía como un nicho de mercado. El sector pensaba que esas personas de 20, 25, 28 años no acudían a los juegos tradicionales, a los casinos o las máquinas tragamonedas de los bares, y sin embargo Internet era un espacio mucho más atractivo para ellos. Y así fue. En el juego online hay un porcentaje mucho mayor de personas menores de 35 años que mayores de esa edad.

– ¿Qué regulación sería la más eficaz?

– Lo que sería más eficaz es que la persona, cuando fuera a jugar, tuviera que identificarse con una tarjeta, personal e intransferible, que registrara cuántas veces ha jugado, cuántas veces has ganado o perdido. Eso es fácil. Todos los juegos electrónicos tienen ese registro.

Y que haya una limitación. Las limitaciones que existen ahora, por ejemplo autoprohibirte en un juego, no funcionan. Puedes ir a otro tipo de juegos y hay gente con un problema de adicción que no se va a poner esa limitación.

Estamos hablando de personas para quienes la adicción al juego es una enfermedad mental, que son incapaces de dejar de jugar. Tienes la posibilidad de ponerte un límite, pero no te lo pones, porque eres incapaz de ello. Ese límite hay que ponerlo de manera externa.

– ¿Qué juegos deberían estar prohibidos?

– El principio fundamental es que no todos los juegos tienen el mismo riesgo. A la lotería puede jugar en España el 70% de la población, pero hay muy poca gente cuyo problema principal de adicción sea la lotería. En cambio, a las máquinas tragamonedas puede jugar el 3% de la población, y son la principal causa de adicción.

No veo ningún problema con las loterías, siempre y cuando no haya más de dos o tres sorteos a la semana y la compra no se pueda realizar hasta el último minuto, o con las quinielas. Pero sí que existe un problema cuando el juego es inmediato y cuando hay un rejuego.

Las slots online deberían prohibirse. No hay ninguna necesidad de que existan. Y se debería reducir la disponibilidad de otro tipo de juegos.

– La adicción impacta en diferentes ámbitos de la vida del jugador.

– En los casos más extremos, la persona que juega se arruina primero ella y después arruina a la familia y a los amigos.

Hay nueve criterios diagnósticos para definir qué es un jugador patológico: necesidad de jugar cantidades mayores de dinero, síndrome de abstinencia, malestar cuando no puedes jugar, dificultad en parar, afecciones familiares y laborales… Uno de esos criterios es buscar ayuda financiera, es decir, pedir dinero para seguir jugando. El problema afecta primero a la persona, pero se extiende a su entorno. Y si tiene una familia, pues imagínate.

Después está el problema de la salud mental. Hay 264 trastornos y el juego patológico es el tercero en índice de suicidios. Solo por detrás del trastorno bipolar, lo que antes se llamaba psicosis maníaco-depresiva, y de la depresión mayor. El tercero es el juego patológico. La sociedad algo tiene que decir en este sentido, porque alguien que tenga esquizofrenia, pues no se puede prevenir, pero el juego sí.

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